viernes, septiembre 25

Hoy te propuse dar un paseo,
la distancia a recorrer era larga
y sugerí calentar un poco enterrándonos en mi edredón,
para evitar lesiones...

Provisiones?
una linterna y algunos dulces fue mas que suficiente.
La ropa no iba a ser necesaria.

Dedique no poco tiempo a inspeccionar el terreno;
como un farero de antaño,
linterna en mano,
y con la paciencia y atención
que la profesión requiere,
me dediqué de lleno a la exploración.

Tú, masticabas algún tipo de golosina y
reías cuando te explicaba los resultados
de mi reconocimiento.

Conté diez dedos en las extremidades inferiores,
tres pecas en tu vientre,
e infinidad de curvas que fui incapaz de clasificar.

Te expliqué entre risas que,
para asegurarnos,
quizás sería mejor ir delante y
buscar un sendero practicable...
esta vez sin linterna.
Las sombras pueden confundir, te dije.

Con los ojos cerrados y
los sentidos bien afinados
me aventuré, intrépido de mi,
a la sutil tarea.

miércoles, agosto 12

puntos

De pequeño, adoraba unir puntos,
ya sabes, esas laminitas fotocopiadas que nos daba la profe
en el cole con un enunciado tan prometedor como:
¿que animal se esconde tras los puntos?
y una casillita para poner el nombre.
Cada punto tenía un número e ibas conectándolos uno tras otro.

Unir puntos...
a veces es tan sencillo como levantar el pie y dar el siguiente paso,
a veces, simplemente saltas de un punto a otro al azar,
echas la mirada atrás, entornas los ojos, y ves un patrón.

Es posible que no sea muy puntual,
es posible que mi puntuación no sea la mejor,
incluso es posible que puntualice desordenadamente,
pero cada punto, cada marca en el papel,
la recuerdo...

y también recuerdo cada milímetro de línea, cada minúsculo trazo
previo a ese singular, único y especial garabato.
A veces, es un punto enérgico, otras, un punto rápido,
incluso a veces, es un punto imaginario,
un punto, al que estaba seguro que algún día llevaría una bella línea...
en ocasiones es un punto en solitario,
muchas de ellas es un bello punto en común.

Quiero creer que cierto día,
cuando me encuentre en un grueso y estable punto,
podré ojear cada línea, cada punto hasta el momento,
y que el patrón que vea, me enorgullecerá,
porque habré trazado bellas formas, patrones imposibles,
y en las intersecciones de ese mosaico,
y sentado en ese gran punto final,
me podré dedicar a colorear de cientos de colores,
esos espacios en blanco entre cada línea,
y ya no serán líneas ni puntos,
formará un todo...

y quizás, ese será mi retrato mas fiel.

domingo, agosto 9

me encanta

me encanta cuando llueve en verano,
me encanta cuando cambia la estación y todo huele distinto,
me encantan las farolas que parpadean por la noche,
me encanta la leche directamente del brick,

me encanta el sonido del obturador de la cámara,
me encanta dibujar en los espejos empañados,
me encantan los títeres y las casas con cajas de cartón,
me encanta cuando la gente canta y desafina

me encantan los sitios altos,
me encanta el colacao con grumos,
me encanta el olor de la gente,
me encanta ver dar vueltas a la lavadora

me encanta inventar historias,
me encanta explotar los plásticos con burbujas,
me encanta pensar que tengo ritmo,
me encanta conducir con el sol de cara, cuando todo es amarillo

me encanta estar contigo, aunque no me conozcas
me encanta inventar recetas imposibles
me encanta luchar contra las cosquillas
me encanta hablar flojito...

a que sabe...

pensando y pensando, pensé...
y pensé en helados, esos helados de mi infancia,
felicidad instantánea y plena al alcance de la mano.

ahora, sigo devorando helados,
digo devorando, porque ya desde que tenía las manos
del tamaño de un tapón de cocacola,
jamás consentí que un helado se derritiese

pensé en mis propios ingredientes,
ya no en la fresa recubierta de cocacola y vainilla en la base,
sino en esas proyecciones que, como si de un cine de verano se tratase,
se proyectan en mis retinas al rememorar
la receta del actual yo.

recuerdo un paseo en bicicleta en pleno verano,
apenas llegaba al suelo con los pies y estaba en el campo...
recuerdo una gran cuesta y un gran casco de moto
visto ahora... parecía una cerilla con un dedal en la cabeza.
recuerdo el inevitable impacto,
la adrenalina de depender de mi mismo, incluso con todo el cuerpo magullado;
los minutos arrastrando mi pequeña bici inservible con el casco aún puesto
el abrazo de mi madre y la reprimenda de mi abuela.

lo cierto es que mi vida se reduce a esa bicicleta,
a pedalear posiblemente demasiado joven para pisar el suelo,
a llevar un gran casco, a modo de protección, que frecuentemente,
al pisar un bache, se da la vuelta y me tapa la visión,
a esas grandes pendientes, y la constante pregunta ¿y si...?
a esos segundos de pánico e incertidumbre
a esas caídas de las que incomprensiblemente me puedo levantar
y a esa sensación de euforia e independencia incontrolable
al ver que lo hice, que puedo tachar una pregunta más de mi lista.

si hay que caer,
que sea a lo grande


lunes, julio 13

el papel...

rayas en un papel
rayas y más rayas

decides,
rayas...
descartas decidir,
mas rayas...

y si no controlas el trazo,
si tu acción o tu no acción;
no tienen un fin,
el cuadro se torna sucio,
indescriptible...
nudos...

y si intentas, aventurero de ti,
recorrer el trazo a la inversa
como en esas pelis antiguas,
peligras de activar el bucle
de la parodia de un tropiezo
una y otra vez...

pero miremos el lado bueno,
entre cientos de rayas mediocres,
a veces... un nuevo trazo,
un trazo que no habías previsto,
un trazo impulsivo,
plasma ya no una raya...
sino una asombrosa curva,
un sentido...
una expresión gráfica de lo bello,
y te absorve...
y te emociona...

y los nudos te parecen bellos,
porque preceden a ese poco frecuente trazo,
a esa expresión de lo sencillo,
y porque gran parte de la culpa
de ese gesto involuntario,
de ese espásmo de muñeca,
de ese instante en el que has echo un trazo perfecto
la tienen los dichosos nudos...

y eso no esta nada mal

viernes, febrero 6

retrato en blanco y negro historias en color
porque el color lo pone el que mira
si sabe bien donde buscar
Voy a pedalear sin manos,
cara al cielo
ojos cerrados
puños apretados...

y me voy a reír, me voy a reír mucho
y si tropiezo y me caigo
seguiré riendo, reiré incluso mas fuerte
porque fue loco y arriesgado
porque no era una buena idea y lo sabía
y porque en el suelo, todo eso me dará igual

siempre podré decir
que pedaleé sin manos, cara al cielo, ojos cerrados y puños apretados
"Quiero soñar como un esquimal sin morirme de frio" me gustó esa frase.

domingo, enero 11

- ¿Te suena algo de esto?
- Creo que estamos perdidos
- ¿De veras? No recuerdo haber dejado de estarlo nunca...

Hilandera

Juegas sucio hilandera,
bordando un complicado tapiz
para alguien que querría andar desnudo

Memoria resumida del ayer,
cada día un verbo menos,
cada día mas lejos de lo que fué

Y soplo a las burbujas bajo el agua
y quemo las llamas del fuego

miércoles, octubre 22

lunes, septiembre 15


Gracias por el vino,
hoy prefiero beber a solas

martes, septiembre 9

A B C



Quiero bucear en una sopa de letras.
Salpicar fuera del tiesto para formar un significado mayor.
Hacerme un sombrero con una V al revés
mientras ensarto "Oes" en una erguida L.

No quiero R.E.I.R, sólamente I.R
y por el camino recolectar el "son" de "reir"
De A.M.A.R.T me sobra la T
y con el resto formularé R.A.M.A
en la que colgaré dos interrogaciones
y una U para mi columpio verbal.

Cuando tenga L.O.C.O buscaré una R
y las lanzaré todas juntas hasta formar COLOR.

A esa dulce P ;)

sábado, agosto 23

Camino perdido



Empachado de sonidos sin sentido,
la casa de chocolate quedó atrás,
Los pájaros se comieron las migas de pan,
y ya no recuerdo cómo volver.

Puede que me equivoque,
y cuando algo huele, es porque está podrido,
que las quimeras sólo existen en mi cabeza,
y que las voces, a veces han de rugir.

Ahora peso 10 gramos menos.
Y si me preguntan, diré que yo nunca estuve allí.
Que el helado se derrite, pero el palo pocas veces es de regaliz.
Que los cuentos, cuentos son, y rara vez superan la ficción.

A menudo entiendo, que si escribo es sin razón,
pues ésta no comprende la emoción.
Así es que camino sin rumbo
al encuentro de semillas en alguna estación.

domingo, agosto 17

Sin titulo



Ya es tarde, quizás dentro de una Luna...

viernes, agosto 15


No perdamos el tiempo.
No lo pierdas conmigo.

Y tanto fue el cántaro a la fuente...


Vivo desorientado, intentando trazar un mapa mental,
reconstruir, lo mas fielmente posible, un organigrama vital.

He pensado mucho que camino escoger.
Reúno intuiciones y las sazono con impresiones.
Convierto mis ilusiones en intenciones,
pero, al final, me vuelvo a cuestionar.

Creo que comienzo a entender
que el andar, nace del desequilibrio.
Que el primer paso siempre cuesta más.

La indiferencia... puta indiferencia,
cada vez me abraza mas fuerte.
Empiezo a olvidar momentos que me esfuerzo por conservar.

martes, agosto 5

Inconcretas?

Supe de ti, cuando ya estabas durmiendo.
Supe de ti, cuando ya todo había acabado.

Siempre fuimos al revés.
Tu siempre contabas
de mi cama a tus pies.

Quise decir te odio
y me quedé en lo obvio

Ahora, sólo inconcreto
todo lo que prometo

Y sentí..


Sentí ganas de llorar y de reír a la vez,
de saltar imitando algún sonido animal...
de rodar por el suelo!

Sentí calor en el pecho
y temblar mis rodillas

Podía volar hasta el fin del mundo,
con sólo pensarlo...

Sentí el abrazo de todos
y la indiferencia de algunos

La gravedad no va conmigo...

Todas las piedras pueden brillar

lunes, julio 21

Silbania


Las rocas del rompeolas estaban frías
en mi espalda desnuda
y el polvo de mar al romper,
humedecía los dedos de mis pies
la primera vez que hablé de Silbania...

Ella lo comprendió al instante
me miró de reojo, sonrió, y me dijo,
continua...

Le expliqué que Silbania sólo se podía ver,
si cerrabas los ojos bajo un cielo sin luna.
Todos saben, que cuando Luna se muestra,
es imposible ver algo mas...
y Silbania, Silbania es tan sutil que sería imposible
hasta para las mentes más intrépidas.

Por suerte, esa noche, la luna estaba durmiendo
y en la playa junto al rompeolas,
un concierto de jazz nos serviría de canal.
No hace falta explicar que la música mejora el oído

A estas alturas, os preguntaréis para que necesitamos el oído
Pero es que... Silbania no se ve
Vaya chasco! diréis algunos,
Pero es que Silbania se escucha...

Los habitantes de Silbania, se llaman Silbanos,
y por extraño que pueda parecer, nunca hablan!

Si todavía no lo habéis deducido por el nombre,
os diré, que como se comunican, es silbando
Que dolor de labios tendrán!! podría decir alguien
pero la verdad, es que como llevan haciéndolo desde tanto tiempo
lo que les costaría sería no silbar...

En silbania, no hay chicos y chicas
en silbania todos son iguales
Como son invisibles,
sólo se conocen por los sonidos que salen de su interior

En Silbania, saben silbar en varios colores,
y cuando quieren enviar un mensaje a un amigo que está lejos
buscan una silbada, que es algo así
como una caracola de mar con alas

En ella, suelen silbar lo que quieren decir
y el sonido, permanece en ella mientras vuela
hasta que el amigo, al escucharlo, le devuelve el mensaje.

Puesto que los Silbanos no tienen casa
querréis saber, como la Silbada encuentra a sus amigos
pero es que los Silbanos, desde que son un simple susurro
aprenden a escuchar
y gracias a que siempre escuchan y sólo silban
cuando tienen algo importante que decir
no les es muy complicado, oír una voz amiga
entre los miles de silbidos que junto a ellos conviven

Otro día, puedo hablar mas de este curioso planeta
que a veces, si me concentro, puedo escuchar desde mi tejado

Cerrad los ojos y abrid bien los oídos,
seguro que podréis ver, mucho mas allá
de lo que jamás habíais imaginado,
mas lejos aún que la Luna!
podréis ver, dentro de las personas...


Para ese niño que nunca aprendió a escuchar...