Nací en un huevo, pero pronto me mudé a un globo. En el globo no se estaba nada mal, si bien es cierto que no era tan seguro como el huevo, disponía de mejores vistas... allí aprendí que mucha gente también se suspendia en su globo particular, aunque no todos eran del mismo color, siendo así, diferentes las vistas de cada uno... Lo que detestaba del globo es que siempre oía el eco de mi mismo, pero casi nada de lo que me rodeaba. Un buen día, decidí pincharlo y fuí a parar a este tejado, a un paso entre la altura del globo y la seguridad del huevo.
2 comentarios:
me encantó encontrarte ayer...hacía demasiado que no veía al chico del tejado...:)
mientras tanto, esperaremos otra casualidad
¿pronto quizá?
no se sabe, será "casualidad" ;)
Pues por casualidad que me pasaba yo también por aqui y veo un montón de cosas nuevas y actualizadas!
Me alegra un montón que sigas con el blog!
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